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martes, 11 de febrero de 2020

Los efectos psicosociales de la migración internacional - Ensayo



La identidad es uno de los fenómenos psicosociales que más se ve afectado por los procesos migratorios. No en vano, hoy día constituye ya una dimensión básica que complementa la integración económica, social y cultural con los inmigrados. La forma en que los individuos se piensan a sí mismos se ve sometida a tensiones específicas cuando ese pensamiento se pone en marcha en contextos en los que los grupos, los valores o las costumbres divergen de los que constituyen las referencias habituales (cercanas o íntimas). El conflicto de adaptación cultural que se vive entonces se conoce como aculturación, y una de las formas de estudiarlo es a través de las transformaciones que experimenta la identidad de los individuos implicados en el movimiento migratorio (Schwartz, Montgomery y Briones, 2006).


Este nuevo y más complejo panorama migratorio internacional ya no queda bien descrito si se recurre sólo a la frecuencia de los movimientos en entrada (y salida), o a la distribución de los extranjeros por sectores de actividad. Por importantes que éstos sean los indicadores relevantes de esta nueva realidad son ahora distintos a los que nos interesaban cuando mirábamos a la inmigración sólo con los ojos de quien la ve como mera fuerza de trabajo. Son indicadores relacionados con las agrupaciones familiares, los matrimonios, los nacimientos de madre y/o padres extranjeros o el porcentaje de alumnado extranjero. Son los denominados indicadores de instalación duradera. Por ellos sabemos, por ejemplo, que el 14% de los matrimonios que se celebraron en España en 2005 tienen al menos un cónyuge extranjero y que aproximadamente la misma proporción de los nacimientos lo son de una madre extranjera. Pero quizá el dato más expresivo de esta nueva fase de constitución de la “España inmigrante” sea el volumen de alumnado extranjero escolarizado en el conjunto del país, que en 2005 rebasó el medio millón (alcanzando el 6,5% del alumnado).

La paradoja actual reside en que la globalización debe, hipotéticamente,homogeneizar el mercado planetario, en el cual existe una profunda desigualdadestructural. Pero en donde realmente se constituye la globalización es en elimaginario social, constituido a partir del poder de la industria cultural. Es decir,todo habitante del planeta debe tener acceso a la pantalla del televisor, porqueéste lo iguala, lo informa, mas allá de su nivel cultural, social o económico, sepao no leer y escribir. Eso lo convierte en un potencial consumidor y también loobliga, compulsivamente, a buscar la forma de consumir. En los inmensosterritorios periféricos de la globalización, las desigualdades cada vez son másprofundas, y la exclusión aumenta en todos los niveles. (Aruj, 2008) 

Es importante distinguir entre factores de índole sociodemográfica que operan como potenciales fuentes de vulnerabilidad para los migrantes a lo largo del ciclo migratorio. Estos factores son predictores de necesidades para las que el sistema de protección social es un potencial satisfactor y se relacionan con aquellos que caracterizan la desigualdad social en la región; es decir, la condición socioeconómica, el género, el ciclo de vida, la raza y la etnia y el territorio, (CEPAL, 2006) así como las características de la estructura familiar de las familias migrantes.  

Además, otros dos factores de índole político-institucional y de mercado de trabajo comprometen la situación de bienestar de los migrantes, tanto en el lugar de “destino” como también durante el “tránsito”. Se trata de la condición migratoria en sí misma y la inserción en el mercado de trabajo. En relación con lo primero hay dos trayectorias posibles: que se trate de una condición regular (lo que incluye a las personas en condición de refugio) o no. Una situación regular supone contar con un estatus en el país de tránsito o llegada para aspirar a la residencia, el libre tránsito y el ejercicio de actividades y derechos. En cambio, una condición irregular o indocumentada establece una vulnerabilidad estructural adicional. Por otro lado, la inserción de los migrantes en el mercado de trabajo constituye una ventana de entrada a un conjunto de mecanismos de inclusión y derechos, especialmente si el trabajo es formal. La participación en el mercado laboral informal sería a la vez una vía de inclusión sólo económica en la medida en que suponga un cierto nivel de ingresos y de bienestar, y no una condición de explotación y violación de derechos.(CEPAL, 2018)

 Los derechos humanos de los migrantes distan de estar protegidos, y existen situaciones que hacen pensar en una tarea de envergadura para lograrlo. Por ejemplo, existe una tensión acentuada entre soberanía nacional y resguardo de los derechos humanos de los migrantes, en especial bajo el actual énfasis en la seguridad y la lucha contra el terrorismo con que se revisten muchas normativas migratorias nacionales. Es preciso reflexionar sobre la forma de compatibilizar tales preocupaciones con un resguardo pleno de los derechos humanos de los migrantes. Para ello, se analizan los casos que han estado bajo la observación de Relatores Especiales, describiendo los aspectos más dramáticos en términos de violación de los derechos humanos, especialmente de mujeres migrantes, y las recomendaciones que la comunidad internacional ha elaborado. Se prosigue con los avances que en materia de gobernabilidad y derechos humanos de los migrantes se han logrado en América Latina y el Caribe, destacando los esfuerzos multilaterales y regionales existentes. Finalmente, se presentan los desafíos que se les imponen a los países de la región en estos asuntos. (Martínez, M & MArtínez, J, 2018)

La posibilidad de llevar a cabo un proyecto de vida libre de violencia y con un nivel básico de bienestar y seguridad en el país de origen es central en lo que se conoce como el derecho a no migrar, como parte de la incorporación de un enfoque de derechos humanos y que supone que los países debieran hacerse cargo de que las personas no emigren por situaciones de carencia o incumplimiento de derechos y, en definitiva, reconocer que merecen vivir en condiciones de paz y dignidad. Dicho enfoque debe alentar una visión emancipatoria y no solamente centradas en visiones instrumentales centradas en la regulación de la migración (control, gestión, gobernabilidad). Es necesario pensar la política migratoria desde el lugar de origen como “una política de los derechos humanos, y no con derechos humanos. [...] O más aún, la política del derecho a migrar, especialmente si se piensa en los países de la región que han reconocido la migración como derecho humano” (CEPAL, 2018)

Conclusiones

La migración internacional es un fenómeno complejo que impli-ca a una multiplicidad de aspectos económicos, sociales, psico-lógicos, de seguridad, etc. que afectan nuestra vida cotidiana enun mundo cada vez más interconectado. Se encuadra dentro de los procesos de movilidad de las personas y estávinculado a las importantes diferencias existentes entre las distin-tas regiones del mundo. 

Como fenómeno demográfico natural,no es ajeno a ninguna región del planeta, a ninguna época ni alpropio ser humano desde sus orígenes y no existe un pueblo onación que no sea heredero o resultante de una gran migración.Pero es también un derecho que debe garantizar un afronta-miento adaptativo de las personas y/o grupos a situaciones ad-versas como el hambre, las guerras, la persecución o el simpledeseo de mejorar sus condiciones de vida. Según la Organización Internacional para la Migración (OIM), la cifra de personas migrantes ha ido creciendo progresivamente y de forma más destacada en los últimos quince años.  

En los últimos años la migración forzada está tomando un dramático protagonismo en los flujos migratorios internacionales. Entendemos este fenómeno como todo movimiento migratorio en el que existe un elemento de coacción, incluyendo las amenazas a la vida y los medios de subsistencia, ya sea por causas naturales o provocadas por el hombre: movimientos de refugiados y personas internamente desplazadas así como per-sonas desplazadas por desastres naturales o ambientales, desastres químicos o nucleares, hambrunas o proyectos de desarrollo, etc.
Bibliografía
Aruj, R. (2008) Causas, consecuencias, efectos eimpacto de las migracionesen Latinoamérica. Argentina. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/pdf/pp/v14n55/v14n55a5.pdf

CEPAL. (2006) Migración internacional, derechos humanos y desarrolLO. Chile. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/4206/S2006047_es.pdf

CEPAL (2018) Protección social y migración. México. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44021/1/S1800613_es.pdf

Matínez, M & Martínez J. (2018) Procesos migratorios e intervención psicosocial. España. Recuperado de: http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/2865.pdf 

Schwartz, S., Montgomery, J. & Briones, E. (2006) “El rol de la identidad en la aculturación de personas migrantes". Desarrollo Humano. Recuperado de: https://repositorio.comillas.edu/rest/bitstreams/93778/retrieve